La historia describe al Cimarrón como un sabueso criollo, inteligente, mezcla de galgo y podenco de presa, fuerte, guapo, ligero, listo, gran cazador. Es un excelente perro de guardia y protección sumamente dócil, fiel guardián de su amo y sus pertenencias y un hábil trabajador con el ganado, especialmente vacuno. Se destaca en la caza mayor, especialmente en la del jabalí.
Los habitantes de la época reconociendo el valor de estos perros, los domesticaron y de manera progresiva comenzaron a utilizarlos muy exitosamente como guardianes de sus establecimientos y en el trabajo diario con el ganado.
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