EL PERRO, LA MEJOR MEDICINA

 Nuestro más fiel animal domestico no es solamente guardián y compañero del hombre, sino también una especie de medicina, como han descubierto, médicos, sociólogos y psicólogos. El mantenimiento de un perro contribuye a la salud física y psíquica.
Muchos médicos aconsejan tener un perro como la mejor terapia contra la falta de ejercicio y las enfermedades que de ello se derivan. También coinciden en que el perro es el mejor remedio contra el stress de la vida cotidiana. Su importancia se hace mayor para el hombre cuando llega al final de su vida profesional. El perro no solo nos transmite la sensación de que todavía se nos necesita, sino que además impone al hombre ciertas obligaciones diarias que se traducen a su vez, en el mantenimiento de contactos con otras personas. Esto es muy importante en estos tiempos de aislamiento y soledad.
El dueño de un perro se ve obligado a sacarlo de paseo de manera regular y dos paseos diarios suponen andar de 10 20 horas cada semana, lo que contribuye a mantenernos sanos.  Un perro puede mejorar sensiblemente la calidad de vida de un ser humano, evita la soledad y el aburrimiento, nos hace mantener contactos sociales y despierta sentimientos de agradecimiento y comprensión, fomenta la autoestima, las ganas de vivir y la autoconfianza.  Para los ancianos apenas hay mejor receta para mantenerse sanos y equilibrados que convivir con un perro. Para los ancianos que viven solos en un piso o casa de campo, el perro es muchas veces, la última barrera que les separa de la resignación, de la renuncia absoluta.

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