Es aconsejable que en todos los ejercicios de adiestramiento haya un ambiente agradable. Un adiestrador de perros ha de tener además de autoridad, las siguientes cualidades:
Mucha paciencia: por muy distraido o tozudo que sea su perro, no pierda nunca los nervios ni la ilusión. Por poco que el perro quiera aprender, conserve la alegría en cada ejercicio y demuestresela.
Persistencia: repita cada ejercicio tanto como sea necesario hasta que salga bien del todo. No permita que el perro interrumpa un ejercicio: es usted quien debe decidir cuando hacerlo; repita cada ejercicio una y otra vez como si se tratara de un acto ritual. Nunca debe resultarle aburrido.
Persistencia: repita cada ejercicio tanto como sea necesario hasta que salga bien del todo. No permita que el perro interrumpa un ejercicio: es usted quien debe decidir cuando hacerlo; repita cada ejercicio una y otra vez como si se tratara de un acto ritual. Nunca debe resultarle aburrido.
Amabilidad: educar a un perro no significa imponerse con amenazas. Durante los ejercicios tiene que reinar un ambiente armónico, lo que no quiere decir que se permita hacer al perro su voluntad. Es decir una "estricta amabilidad", seria lo más adecuado.
Distensión: no se sienta dominado por la presión el stress, ni se imponga la obligación de terminar un ejercicio en un tiempo determinado. Cuando más distendido y tranquilo haga los ejercicios con su perro, tanto más fáciles resultaran, evitara que la tensión intranquilice a su perro.